Mi amiga África tiene la piel muy sensible y unos brotes de acné hormonal que la llevan por la calle de la amargura, y nunca había dado con una mascarilla que le fuera bien de verdad… hasta que probó esta. Me dice que se nota la piel súper hidratada y que incluso le ha calmado las rojeces y el brote de granitos del momento. Después de esto ¡yo tenía que probarla!
Tiene un packaging bonito y resistente, y cuando abro la mascarilla huele genial, como a limpio, y eso me encanta. La textura del tejido es de las gorditas, es fácil de desplegar y se adapta genial al rostro: sigue ganando puntos. La esencia es mucho más cremosa de lo que esperaba, y sobra mucha que me puedo repartir por cuello escote y hasta hombros.
Tras 20 minutos de relax me la quito y le doy las gracias a Afri en mi cabeza: yo no sufro de acné, pero también tengo la piel muy sensible y últimamente está seca como el desierto del Sáhara. Mis rojeces ya no están y tengo la piel muy muy hidratada, el aspecto es súper jugoso y eso es justo lo que adoro de usar mascarillas. No le doy la máxima puntuación porque hay algunas que me gustan aún más, pero la volveré a comprar seguro para cuando note la piel más sensible que de normal.
Puedes conseguirla aquí.
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