Ácido glicólico, láctico, salicílico… Los ácidos están de moda, y no es de extrañar. Disponen de una robusta evidencia científica sobre su eficacia y los resultados en sus usuarias más fieles son visibles: piel más uniforme, más hidratada, más limpia… ¿Te encuentras perdido/a en este universo de ácidos? No te preocupes, en MiiN te hemos preparado esta guía para que no se te escape ni un solo detalle. ¿Empezamos?

Pero… ¿qué es un ácido?

Necesariamente nos vamos a poner un poco técnicos: ¡esperamos que lo disfrutes! Sabemos que la química es dura, pero te prometemos que estas rápidas nociones te van a ser muy muy útiles y fáciles de entender, y que vas a poder aplicarlas en muchos ámbitos (incluida la cosmética).

La materia está formada por moléculas, que a su vez se componen de diferentes combinaciones de átomos. Estos átomos tienen una parte central, el núcleo, formado por protones (con carga positiva) y neutrones, y los electrones (con carga negativa), que orbitan en la corteza alrededor del núcleo.

Cada elemento químico distinto se caracteriza por el número de protones de sus átomos, de manera que los átomos de Carbono siempre tienen el mismo número de protones (6) y éste es distinto al número de protones del Oxígeno (8), por ejemplo. A este número se le llama número atómico.

Además, las diferentes moléculas (ácido glicólico, ácido ascórbico) se diferencian entre sí por la combinación de átomos que las forman y por la disposición en el espacio de éstos. Cada molécula tiene distintas propiedades, que son las mismas independientemente del origen de la molécula (natural o sintético).

Ejemplo:

Molécula: Ácido glicólico

Formada por: Combinación de átomos de carbono, oxígeno e hidrógeno

 

Carbono. Número atómico: 6 (su núcleo tiene 6 protones)

Oxígeno. Número atómico: 8

Hidrógeno. Número atómico: 1

 

Seguro que ya lo has adivinado: Los cosméticos están compuestos por montones de moléculas distintas, algunas identificables por su nombre INCI en el etiquetado (Ej. Ascorbic acid), otras integradas dentro de nombres INCI más amplios (Ej. Chamomilla Recutita Flower Extract o extracto de flores de camomila, que contiene multitud de diferentes moléculas).

Sin complicarnos mucho y a modo muy genérico, un ácido es una molécula que, cuando se disuelve en agua, es capaz de perder protones (representados como H+) y “donarlos” al agua que lo disuelve, de modo que la concentración de protones en el agua aumenta. Se dice que un ácido es más fuerte cuanto mayor número de protones sea capaz de donar.

Y… ¿Qué es el pH?

 Pues el pH es precisamente una medida de la concentración de protones en una disolución acuosa, es decir, es una medida de la acidez. Varía entre 0 y 14, considerando que el nivel de pH=7.0 es el pH neutro, que es el valor de pH del agua pura. Los valores de pH inferiores a 7 son lo que consideramos pH ácidos en general. Cuanto más bajo sea el valor de pH, más ácida es una disolución. Por el contrario, cuanto más alto sea el pH, más alcalina o “básica” es una disolución.

Por otra parte, la piel sana se encuentra de manera natural en un pH alrededor a 5.5, de manera que se acepta que, cuando nos referimos a la piel, el pH neutro es 5.5 y los pH ácidos son los inferiores a este valor. Este valor de 5.5 se debe a que la piel tiene un “manto ácido”, que es una combinación de sustancias (aceites naturales como ácidos grasos, el sudor que contiene ácido láctico…) que produce la piel en su superficie para mantenerse hidratada y protegerse contra bacterias, virus y otras agresiones.

Distintas condiciones de la piel presentan desviaciones de este pH neutro. Los cosméticos buscarán, entre otros objetivos, compensar (o alterar lo menos posible) el pH de la piel. Los productos de uso rutinario tendrán por lo general pH equilibrados en torno a 5.5, mientras que algunos productos de uso más o menos puntual (como los ácidos cosméticos) pueden estar formulados a pH más ácidos con el fin de buscar ciertos beneficios. El uso continuado de productos con pH extremadamente ácidos pero sobre todo, muy alcalinosno está recomendado puesto que podría alterar demasiado el pH del manto ácido, resultando a largo plazo en problemas en la piel. Es el caso de utilizar zumo de limón o bicarbonato sobre la piel: tienen, respectivamente, un pH muy ácido y muy alcalino.Conocer estos datos sobre el pH es un muy buen comienzo hacia la búsqueda de una piel más sana.

¡Por cierto! Como hemos dicho, el pH es la medida de la concentración de protones en una disolución acuosa. Por tanto, de los productos que no se encuentren en disolución acuosa no es posible medir su pH, como sucede en el caso de aceites cosméticos, sin agua en su composición.

Las coreanas están muy concienciadas con utilizar productos con un pH equilibrado, y por este motivo muchos productos coreanos tienen el plus de indicar su pH en su etiquetado.

Ahora que sabes todo esto, comprenderás muy bien la importancia del tónico en la rutina. Dado que el agua corriente se encuentra a un pH superior a 7 (debido a las sustancias disueltas en ella), y debido a que el pH de algunos limpiadores no siempre es ácido, el paso del tónico (que es un producto con un pH más ácido) es muy útil para reequilibrar el pH tras la limpieza.

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Amparo Violero