La tendencia en cuanto a la elección de productos de belleza ha cambiado radicalmente en los últimos años. Es indiscutible: buscamos una mayor presencia de ingredientes naturales y procesos más respetuosos con el medio ambiente.

De la misma forma, la cartera de productos orgánicos, naturales, veganos y hasta vegetarianos se ha ampliado a niveles increíbles pero ¿estamos tan familiarizados con todos esos términos como parece? Ni la cosmética orgánica implica que sea vegana ni viceversa. Aunque en un principio puede parecer un poco lioso, con esta sencilla guía te convertirás en una experta. Toma nota de sus diferencias:

Cosmética natural

Bajo estos términos se incluyen muchas marcas y no todas ellas comparten una formulación parecida. A fecha de hoy aún queda por determinar el porcentaje de lo que es natural en esa formulación y si en ella pueden convivir elementos de origen sintético. Aunque la mayoría de marcas que se autodenominan naturales lo hacen porque contienen en su mayoría ingredientes procedentes de la naturaleza, no hay una regla estricta por la que se rigen esos productos. La cosmética natural es, por lo tanto, un término muy ambiguo.

Algunas certificadoras que se rigen por estándares tipo COSMOS, como Ecocert, sí establecen % mínimos de natural y máximos de sintéticos, es decir, tienen sus reglas, pero no se trata de una ley, sino de una empresa privada.

Aunque la mayoría de marcas que se autodenominan naturales lo hacen porque contienen en su mayoría ingredientes procedentes de la naturaleza, no hay una regla estricta por la que se rigen esos productos. La cosmética natural es, por lo tanto, un término muy ambiguo. 

Cosmética eco, orgánica o bío

Los tres términos hacen referencia a la misma modalidad, pero dependiendo del país se utiliza más un adjetivo que otro. Mientras que en Francia es común llamarla cosmética bío, en Estados Unidos lo es cosmética orgánica y en España la cosmética eco. Es necesario introducir un elemento por el que se rige toda Europa: el certificado Ecocert, del que ya te hemos hablado en el apartado anterior.

Se trata de un sello que certifica, por ejemplo, que ese producto contiene un 95% de ingredientes o más de origen natural (un 50% de origen vegetal) y, de esos, un 5% procedente de la agricultura ecológica. Sus criterios son así de exigentes y, aunque Ecocert es la empresa más conocida en España, con 4 certificaciones diferentes, existen otros que comparten las mismas características: Cosmebio (popular en Francia), BDIH (Alemania), Soil Association (Gran Bretaña) o ICEA (el más usado en Italia). 

Estos sellos también intentan asegurarse del carácter biodegradable o reciclable de los embalajes, así como de la ausencia de transgénicos, parabenos, fenoxietanol o algunos ingredientes de origen petroquímico o sintético. Aromatica es una de nuestras marcas en las que consta el certificado Ecocert en muchos de sus productos. Eso sí, es importante remarcar que un producto puede ser orgánico, bío o eco sin necesidad de tener el certificado, pero es un poquito complicado saberlo solo leyendo sus ingredientes. ¡A no ser que seas un profesional del sector!

Cosmética vegana

Es el capítulo más reciente de la historia de la cosmética. La cosmética vegana hace referencia a, que el producto no contiene ingredientes procedentes de animales ni productos generados por ellos como la leche, la miel o la mucina de caracol, pero que sea un producto vegano no implica que ni sus ingredientes ni el producto final han sido testados en animales. 

Eso sí, cabe decir que según la normativa europea se ha establecido la prohibición de testar productos cosméticos en animales en Europa independientemente de si son veganos o no, y todos los productos MiiN cumplen con la normativa vigente.

Cosmética vegetariana

Solemos confundirla con la cosmética vegana pero poco tiene que ver. La cosmética vegetariana hace referencia a aquellos productos que no contienen ingredientes animales pero sí pueden estar formulados con ingredientes procedentes de su actividad, como puede ser la miel de abeja o la leche. 

Cosmética Cruelty Free

Probablemente lo habrás visto en muchos packagings: un conejito con las orejas rosas o similares indica que ese producto tiene el sello de Leaping Bunny Cruelty-Free International. Reconocido mundialmente, indica que ni ese producto ni los ingredientes que lo conforma han sido testados en animales previamente. 

Ya sabes, eso sí, que en Europa un producto, tenga o no ese sello, es de obligación que no sea testado en animales con fines cosméticos, es importante conocerlo sobre todo si hacemos compras en el extranjero. En países como Chile, Australia o Canadá, no existe una normativa prohibitiva como la de Europa en cuanto al test de cosméticos con animales. Comprobar que esté presente el sello Cruelty-Free será la garantía de que ese producto no ha sido testado en animales.

 
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Mònica Julià